Buscar por Autor Rulfo, Juan
Mostrando resultados 1 a 2 de 2
1999 | Juan Rulfo | Rulfo, Juan | Estos fragmentos grabados en voz de su autor, Juan Rulfo, proceden de los libros El llano en llamas y Pedro Páramo. En la presentación de este título, Felipe Garrido se refiere a la prosa de Juan Rulfo como “Los cuentos que Rulfo lee son cuatro de sus obras maestras; cuatro de los cuentos más conmovedores y mejor escritos que podamos encontrar; cuatro relatos que, una vez leídos o escuchados, no podremos olvidar”. Agrega “Aguzando el oído, en la voz de Juan Rulfo pueden reconocerse todos los rasgos de su estilo. Uno es la falta de aspavientos; el dejar salir las palabras sin querer, como sin tener conciencia cabal de lo que dicen. Otro es la malicia, la socarronería, la habilidad para asombrarnos con ese doble juego que representa el dejarnos advertir que él sabe muy bien todo lo que dicen esas palabras cuyo sentido tan cuidadosamente ha fingido ignorar en el momento de pronunciarlas. Porque Rulfo, como sus personajes, siempre en guardia, taimado, se protege hablando como si fuera otro quien dijera lo que él dice; como si esas cosas que se cuentan le hubieran sucedido o le estuvieran sucediendo a alguien más, no a quien está hablando. Y esto nos llega, no tanto con lo que vamos conociendo del relato ni con los trabajados parlamentos de los personajes, sino con las discretas, sobrias, a veces casi ocultas inflexiones de la voz que lee, cargada de intención. Por la virtud de la lectura de Rulfo, es más patente que en el texto lo que pesa en su arte es la capacidad para contener las emociones”. | |
1963 | Textos | Rulfo, Juan | Estos fragmentos grabados en voz de su autor, Juan Rulfo, proceden del libro El llano en llamas. En la presentación de este título, Carlos Blanco señala “Rulfo trae a la prosa mexicana la angustia del hombre moderno que, sabiéndose nacido de la tierra, de un rincón concretísimo de tierra (Jalisco en este caso) quisiera agarrarse a ella mientras todo se le desmorona por dentro: la agonía del solitario sin fe para quien todas las cosas que le rodean son símbolos mudos”. Agrega, “No se trata ya de la tristeza y desencanto reflexivo del escéptico-optimista, liberal y algo decimonónico, a lo Azuela, por ejemplo. Rulfo (sus personajes, su mundo) aparece en las letras mexicanas quemado ya desde su origen por la angustia sin solución del hombre contemporáneo, y aparece —concretísima realidad nacional— en aquel, ‘después’ de la Revolución que presagiaba el descreído Solis en Los de abajo y que ya es ‘ahora’. Se nos aparece desde la primera página de sus cuentos contemplando tierras secas, caciques, el maíz que no crece, el polvo, el viento sin sentido, las peregrinaciones sangrientas a Talpa, los crímenes mecánicos y primitivos, la soledad y miseria mudas del campo; sabiendo que hay sueños interiores que no se resuelven ni con el mensaje social ni con ‘la bola’”. |